viernes, 21 de enero de 2011

Y qUé tu luz...

Me dices que naciste antes que el viento.
Que tu alma es un dulce manto
nacido en mi corazón, allá en lo alto
Y qué tu luz...
es mi luz.

Qué tus días son los míos

¿Me dices qué mi espíritu tiene tus alas
y con ellas mil batallas?
Que desde siempre fui,
Porque tú en mi eres, ¿y por ello el sol es así?
Que mis lágrimas, placeres, risas, quebrantos...
tus alegrías y ¿también tus llantos?

¿Acaso, entonces, es verdad?...
No hay castigo ni maldad, más allá del tiempo,
Mis latidos danzan tus tiempos, como la luna en mis noches; como el sol en mis días.
Vives latiendo en mí y en todos,
Porque tú eres él, sangre y luz
de y para todos: agua en polvo, polvo en carne, carne en luz
Que hoy no sé lo que fui,
y mañana... ¿seré aún más a ti?

No lo sé... ¿será así?
Solo sé que mi corazón desea tener alas... ¡volar!, sentir tu calor, un abrazo y...
¿por qué no, reír en tu sonrisa, secar ese... tu tierno, llanto?

Yo prometo enterrar mis egos, y es que deseo tus alas.
¡Volar en tus cielos!